La rápida aceptación como abordaje clínico de la terapia de grupo entre la comunidad de profesionales de la salud mental desde sus comienzos en los años 50 es una buena demostración de la validez de la misma como tratamiento efectivo para los trastornos mentales.
La terapia de grupo es tan eficaz porque las personas sienten que no están solas con su problema, se rompe el aislamiento al que muchas se habían sometido. Por otra parte, la posibilidad de compartir sus emociones y pensamientos sin miedo a la crítica fomenta la cohesión grupal que conduce a cambios psicológicos más estables a lo largo del tiempo.
Se trata de hablar de problemas que afectan a todos los miembros del grupo en mayor o menor medida y escuchar las opiniones de los demás. Dando rienda suelta a los sentimientos que a cada persona le produce un determinado tema, seleccionado para la sesión.